La razón dijo, es difícil, pero el corazón dijo, que chuchas lo lograremos, entonces, como era de esperarse los buses partieron desde Ibarra, pasamos San Antonio, Atuntaqui y Otavalo, mientras más nos acercábamos, más lo creíamos posible, la confianza de la gente se notaba y en el ambiente se sentía lo que se venía, todo el viaje fue un carnaval, no hubo un segundo que nos quedáramos callados, alrededor de las 8 de la noche arribamos, como anécdota quedará que casi nos quedamos sin entradas, superado todo esto partimos con el firme compromiso de rompernos en el tablón, en ese momento, la gente bajo la acera y desplegó las banderas, las trompetas dieron la voz para que el murguero dé los primeros compases, entonces los bombos y redoblantes abrían el camino por la Av. De La Prensa cual batallón acercándose al campo de batalla, algunos de ustedes recordaran en el 95 cuando terminó la guerra del Cenepa, recuerdan cuando las tropas regresaban a casa y pasaban por las ciudades, todo el pueblo los recibimos con alegría, agradecimiento, con esa fe y con esa confianza en que eran los únicos capaces de defendernos, y de dar la vida por hacer respetar lo nuestro, así fue esa noche, mientras todos hacían la fila para ingresar, nosotros con el trapo de Imbabura a la cabeza botamos las vallas y subimos el callejón, los chapas en sus caballos trataron de reprimirnos pero era imposible, la misma gente de las filas para tribuna y palco nos aplaudían y nos apoyaba, en ustedes confiamos porque sabemos que ustedes se van a matar por nuestros colores, fue algo impresionante porque nadie pensaba en los tres goles abajo, lo único que esperábamos era entrar y dejar la vida, ya en la cancha la gente apoyaba y alentaba a los jugadores, que, al ver esto corrieron, sudaron y se mataron en cada bola disputada, y como no matarse por esta camiseta que representa tanto, como no matarse por esta gente que no le importa ir perdiendo igual va siempre, si gracias a esta institución aprendimos que nada es imposible y que no somos menos que nadie, si la llevamos dentro y es más que la misma piel, de pronto el primer gol, ahora teníamos que hacer 5, no importa, así termino el primer tiempo, como a algunos de ustedes les dije anteriormente, este partido será histórico, y de hecho lo fue, sentamos un precedente y aunque no tenemos nada que probar a nadie demostramos cual es la única banda que tiene aguante en EcUador y no para andar diciendo yo soy bravo, yo te amenazo, yo conozco tu casa o yo tengo tus fotos, lo nuestro es el aliento por eso somos de los mejores de Sudamérica y nos conocen en todo lado, este 5 de mayo quedara en la retina de todos los que tuvimos la suerte de estar ahí, las gargantas ya no daban más sin embargo había que seguir, todo el estadio se igualo a los cantos de la MB y el “dale albo… porque te quiero… te alentaremos… de corazón… cada vez era más fuerte, los corazones latían más rápido, y cuando menos se esperaba vino el segundo gol, en cualquier otro equipo hubiera sido el acabose pero no en nosotros, el gol desato la pasión, las mallas se poblaron, bengalas que se encendían, las banderas ondeaban con más fuerza, las sombrillas giraban sin parar, pero lo más importante, la gente, que con lágrimas en los ojos gritaba desesperada y como si fuera el último partido de su vida, alentaba, no sé si pensaban que era posible, pero para el lado que regresabas a ver había gente que sentía lo mismo, no importaba perder, perder es un resultado posible en el futbol, pero el sentimiento, ese si es para toda la vida, no se puede describir lo que fueron esos momentos, se terminaba la vida, se partía el alma, el partido agonizaba, estábamos fuera, pero eso a nadie le importaba, la ciudad se derrumbaba y la Muerte seguía cantando, el agradecimiento a nuestros guerreros volaba en el ambiente mientras todos cantábamos ooohhhhhh no te abandonamos… y en las malas te alentamos… al ver esto, los visitantes se llenaron de temor y empezaron a guardar sus trapos adelantándose a lo que podía pasar, se portaron pilas porque el estadio ardía, y de pronto el relajo, los chapas ni con sus cascos, escudos, y gases pudieron, tuvieron que traer perros, y aun así no podían, sin embargo pudo más el amor a nuestro equipo que nos olvidamos del relajo, en las gradas se pudo sentir que la relación que tiene la banda con en equipo va más allá, que existe una mística que solo se puede vivir en Ponciano y con esta gente, ojala Vélez hubiera hecho el tercero porque más hubiéramos alentado, sé que dolió, lo entiendo, pero más hubiese dolido si lo hubiéramos visto por TV como otros, esos que las alegrías de sus equipos no les alcanzan que tienen que buscar en nuestras derrotas satisfacción para sentirse bien, nosotros también fuimos locales, nosotros también perdimos 0 a 2, la diferencia es la banda, nosotros moriremos alentando sin importar el resultado, por eso al final nuestros jugadores no quieren irse a los camerinos y se quedan con la hinchada, mientras los tuyos tienen que esconderse y pedir resguardo policial, los goles que no entraron el Jueves, entrarán y no hay que perder la fe, y como perder la fe después de todo lo que juntos hemos logrado, al final no es que cada cual regreso por su lado a los buses, el sentimiento es tan grande que como llegamos nos retiramos, cantando, y a la vos de “amor de mis amores… la alegría… no termina… si perdemos no me importa… huevos nunca va a faltar…, regresamos a los buses y luego a Ibarra.
El núcleo Imbabura agradece a todos los que fueron, a todos los que hicieron fuerza, los que apoyaron, a todos pero a todos, gracias, gracias por formar parte de esta familia llamada Muerte Blanca, orgullosa de ser Ecuatoriana, que de a poco y en lugar de copiar cantos Argentinos va buscando canciones de nuestra cultura, bandas, bombas y de ritmos locales, tenemos el espíritu guerrero, descendemos de un linaje real, de antepasados luchadores y una historia gloriosa, somos Muerte Blanca, somos Liga, somos Ecuador, y estamos orgullosos.
El domingo tuvimos una nueva oportunidad que nos acercó al liderato y el miércoles tendremos la consolidación, el domingo un sol insoportable, sin embargo ahí estuvimos, al final el gesto inesperado y aunque para cualquiera sería insignificante para nosotros un detalle importante, pudo haber sido un pan o un banquete, da lo mismo lo que agradecemos es el gesto, gracias MB Quito, eso demuestra la diferencia, que se sigan llenando la boca solitos diciéndose barras bravas, nosotros somos como una familia, ahora nos vamos para Manta, los cupos son limitados así que pilas con eso gente, como siempre un orgullo cantar a su lado.
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